jueves, 29 de enero de 2009

La verdadera naturaleza del engaño

Artificio-los unos, tanto el secreto, fervor de inocencia vertida en jirones.
La ilusión de placer. Austero. Encaminándose en los huesos, punzando.
El último roce de amor. Hormigas.
En vientos que solo giran la cabeza y se acomodan, y miden la mirada en anchos pasos, para aquellos que solo se reconcilian; solo en una mirada.

El creciente engaño, el constante engaño; del artificio que armamos, tan solo para amarnos, y lo desarmamos… guardando las partes.
Sirviéndonos de esquemas y guías, de guardas y productos, poemas y novelas, de soplos y de miradas, de techos y al descubierto, desangra el mar y carraspea en la garganta… llena de ocio, jadeante y seca, guardando el hilo que juntan los ecos de un sonido bastante perdido, con el soplo del mar, descubierto al cielo. Sin defenderse.
…Y saber que siempre nos movemos, y que sentimos miedo, aunque sea un temor muy simple. Muy básico. De hormigas.
La verdadera naturaleza del temor. La verdadera naturaleza del engaño subyace,
Aparentamos en al agonía del saber que está y ya no sirve.

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